sábado, 23 de febrero de 2013

Solo es necesario mirar alrededor


Es impresionante como un poco de música y tiempo extra te pueden hacer darte cuenta de lo que te rodea. Hoy me encontraba en uno de los tantos parques que se encuentran en la ciudad de Mérida, parques que han perdido su propósito y que ahora solo juegan el papel de puntos de encuentro y justamente me encontraba esperando a dos amigas que no suelen ser puntuales. Llegué temprano y entonces me di cuenta de lo fatal de mi error, sabía que me encontraría sola un aproximado de media hora y mis cálculos no estaban nada lejos de la realidad. Al principio estaba molesta y culpándome por mi estupidez, llegar temprano conociéndolas no es algo que la gente suela hacer -eso no quita que sean mis amigas y las ame- pero lo hice y debía atenerme a las consecuencias. De repente mi celular empezó a reproducir una canción que siempre logra en mi un efecto relajante y hasta me pone de buenas. Una vez que me sentí mejor y olvidé el coraje hacia mi persona, logré hacer algo que nunca había hecho, ni siquiera la primera vez que pise la ciudad, me puse a observar mi alrededor y entonces me di cuenta que nunca había visto realmente nada.

Es impresionante como un poco de música y tiempo extra te pueden hacer darte cuenta de lo que te rodea, repito esta linea porque fue realmente impactante ver la belleza de un parque cualquiera, en una ciudad cualquiera de un país cualquiera, por el que paso diario pensando en llegar lo más rápido a mi destino. Creo que eso es lo que nos esta insebilizando: nuestra obsesión con la velocidad, ya no nos fijamos en los pequeños detalles, porque nos quita tiempo y el tiempo es oro, dentro de poco necesitaremos señales para ver incluso los detalles inmensos.

Mi parque, porque ahora es mío, o al menos mientras recuerdo la belleza que me dejo ver hoy, dejó de ser simplemente un lugar con sombra para esperar. Vi ante mis ojos surgir arboles enormes, frondosos, llenos de hojas verdes que resplandecían con el sol y se mecían majestuosamente bajo el influjo del viento. Sentí ese viento que movía y daba vida a cada árbol hacer lo mismo con mi cabello y por ende volverme parte del paisaje. La pequeña estatua de la fuente, dejaba reposar sobre ella dos palomas que observaban en busca de algo que picar. Las bancas se encontraban llenas de gente que miraban a todas las personas que se acercaban en busca de quien les había citado, y los que no habían tenido la suerte de encontrar una banca cobijada por la sombra de los árboles se encontraban parados. Los boleros miraban no las caras de los transeúntes sino sus pies en busca de pares de zapatos y cuando encontraban uno se hacían oír esperando que el caballero o dama requiriese sus servicios.

El movimiento incesante del parque le convirtió en un ente viviente del que nadie a parte de mi se daba cuenta. Sé que la vida y su rapidez borraran de mi memoria la belleza que hoy vi, pero también sé que ese momento de paz dio un respiro a mi corazón que nadie me podrá quitar.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que bonito clau!!! tienes toda la razón vivimos muy rápido sin darnos el lujo de observar las pequeñas cosas de la vida y lo que nos rodea c':

Medina E. dijo...

¡qué lindo lo que has escrito! :D y es tan en serio como tú dices, la vida acelerada de la ciudad hace que ignoremos nuestro alrededor... pero es increíble como este puede llegar a afectarnos si empezamos a observarlo, a notarlo, aunque sean sólo pequeñas cosas.

Y es la presencia de estas pequeñas cosas la que nos puede animar cuando estamos tristes o cansados, la que nos puede dar tranquilidad cuando más lo necesitamos.

te recomiendo que escuches una canción que me hace recordar mucho a esto, seguro la conoces, se llama "my favorite things" y hay muchas versiones lindas de ella (...menos la de glee) para escuchar pero mi preferida es la de Sarah Vaughan y si la escuchas leyendo la letra es mil veces mejor! :D

Nos vemos :)