viernes, 6 de diciembre de 2013

Deberían matarlos a todos, antes de nacer


El centro de Mérida durante el día es uno de los peores lugares del mundo cuando tienes prisa y yo siempre tengo prisa. En el centro el tiempo siempre parece estar detenido en la gente, todos parecen moverse a una velocidad mucho más lenta o no moverse de plano, es por ello que pareciera que allí esta toda la gente del mundo, bajo el sol como una masa compacta, cuyo único fin en la vida es estorbar. Muchos los disculpan, he oído decir a mis compañeros; “el problema es el transporte, para moverse aquí casi siempre tienes que llegar al centro y de allí tomar otro camión” pienso entonces pinche transporte de mierda, y comprendo que la gente no intenta cerrarme el paso, que no es su culpa, pero cuando vuelvo al centro no lo puedo evitar, los odio a todos y les deseo la muerte, y a algunos en especial, a aquellos que se quedan parados en medio de la acera pensando, tal vez en la inmortalidad del cangrejo, se las deseo lenta y dolorosa y odio a la humanidad y odio a todo y a todos, pienso incluso en lo que me llevo a encontrarme parada allí entre la gente que camina tan lento que pareciera que tienen todo el tiempo del mundo. Me odio más a mi de lo que los odio a ellos, digo ¿quién más que yo tiene la culpa de que me vea en la necesidad de cruzar diario el pinche centro de la ciudad? ¿quién me manda a elegir una carrera que no se encuentra en mi ciudad? ¿quién me obligo a terminar aquí? Bien me pude haber quedado en Cancún, en mi casa, bien pude haber estudiado turismo o algo por el estilo y no tener que lidiar con una ciudad que tiene en el centro durante el día a toda su población. Claro que no estoy diciendo que odie el centro de la ciudad, no lo odio ni siquiera de día, simplemente los odio a ellos, que me dejan de parecer humanos, son más bien zombies, entes sin individualidad que solo están allí formando una masa compacta de la que uno se vuelve parte quiera o no. Yo siempre trato de caminar rápido y de no estorbar porque se que probablemente haya alguien detrás que necesita, al igual que yo, llegar pronto a algún lugar, pero a veces me asaltan las ganas de ir tan lento como pueda, solo como venganza, digo nunca sabré si quien me trata de rebasar es alguien que en otra ocasión me estaba estorbando ¿o si? Pero debo insistir en que la ciudad no es el problema, no quiero que crean que odio el centro de Mérida, ¿es acaso posible odiar una ciudad tan bella y tan llena de historia? Sería estúpido odiar el lugar por la gente, sería como odiar a todas las mujeres del mundo solo porque una te hizo daño, las personas que siguen esa lógica tan retorcida son simplemente retrasados, al igual que la pinche gente, que pinches estorba en el pinche centro. Al principio lo odiaba todo no solo a la gente, porque en mi frustración no me permitía mirar de verdad el lugar, hasta que un día saliendo de un evento a la una de la mañana me encontré con un centro casi vacío, el cambio fue radical y la luz de los faroles resaltaba la belleza y me impedía ver la basura, casi me sentí en una película romántica o en un musical, entendí muchas cosas de golpe y me cayó encima la edad de Mérida, de la catedral, de las casas viejas que se encuentran abandonadas, del tipo de acera, se podría decir que me enamoré y por tanto que me jodí, porque ahora me da rabia ir de día y verlos allí, en el centro estorbando, sin notar siquiera la grandeza que existe a su alrededor.

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Lo que acaban de leer fue mi trabajo final para una clase en donde se nos permitió entregar creación :)

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